Los gatos tienden a tener problemas en los riñones; se podría decir que son su punto débil.
Por eso, desde que son pequeños hay que prevenir posibles problemas y enfermedades en el futuro, aunque los buenos hábitos pueden llegar a cualquier edad y ser igualmente efectivos para la salud de los gatos.
Los problemas y enfermedades renales son comunes en gatos. Los riñones son los órganos que más hay que cuidar en los gatos.
Existen dos tipos de enfermedades renales. La enfermedad renal aguda, que dura unos días, semanas o meses y después desaparece, y la enfermedad renal crónica, que dura más tiempo o, incluso, toda la vida.
Las causas principales de padecer problemas o enfermedades renales en gatos son:
Hay razas de gato más propensas a tener problemas en los riñones que otras. Entre estas razas podemos encontrar el gato persa, de Angora, siamés, abisinio y oriental.
Gato persa: esta raza tiende, por genética, a padecer problemas respiratorios, displasia de cadera o síndrome del riñón poliquístico.
Gato de Angora: esta raza tiende a padecer sordera y obesidad y el exceso de peso acaba sobrecargando los riñones y hace que aparezcan enfermedades.
Gato siamés: esta raza suele vivir muchos años pero está predispuesta a padecer amiloidosis renal.
Gato abisinio: el gato abisinio hereda insuficiencia renal crónica de los padres.
Gato oriental: esta raza es la más afectada por la amiloidosis renal y, además, parece tener más facilidad de desarrollar cualquier afección renal.
Los gatos suelen ocultar que están enfermos. Esto lo hacen por su instinto natural, para no verse débiles o vulnerables. Por eso, no es tan fácil darse cuenta de que un gato está enfermo, además hay que tener en cuenta que los problemas renales pueden ser crónicos y desarrollarse progresivamente, sin notarse síntomas al principio. Las enfermedades renales se pueden distinguir por síntomas como:
Lo mejor es prevenir posibles enfermedades renales desde que son pequeños pero, si ya son gatos adultos, por supuesto que se pueden hacer pequeños cambios en sus rutinas en cualquier momento para fortalecer sus riñones.
No es bueno comer siempre comida seca, ya que tiene muy poca agua, no hidrata al gato, y este tipo de comida hace trabajar a los riñones más. La comida seca no es mala en sí misma, simplemente conviene alternarla con comida húmeda, o darle más comida húmeda que seca. La comida húmeda tiene mucho mayor contenido de agua y, además, hace trabajar menos a los riñones.
Las proteínas de pescado son más “ligeras” que las de carne, en el sentido de que son más fáciles de descomponer, de digerir y de expulsar, reduciendo el trabajo y el esfuerzo a sus riñones.
Hay comidas comerciales para gatos bajas en proteínas, en fósforo o específicas para gatos con problemas urinarios. Estas comidas son las más apropiadas cuando tu gato parece estar teniendo algunos de los síntomas de enfermedades renales.
Lo más importante es aumentar el agua y reducir la cantidad de proteínas y de fósforo.
Un gato con problemas en los riñones tiende a deshidratarse porque los riñones retienen menos agua, por eso deben beber mucho. Además, hay que darles comida húmeda (con más cantidad de agua) en vez de comida seca.
Hay que reducir todo lo posible la cantidad de proteínas que come el gato. La descomposición de las proteínas en la digestión produce toxinas que se acumulan en la sangre y acaban en los riñones, para filtrarlas y expulsarlas. Al comer menos proteínas, los riñones delicados trabajan menos. Pero, no se puede tener una dieta sin nada de proteínas, por eso conviene darles comidas especiales para gatos con problemas urinarios. En el caso de que el gato no quiera comer esta comida (al tener menor proteínas, son menos apetitosas para los gatos) es mejor seguir dándole su comida de siempre a que deje de comer.
Hay que reducir el fósforo en la dieta para evitar más daño. Si los riñones no funcionan bien, no eliminan bien el fósforo y se acumula en el cuerpo, aumentando las posibilidades de sufrir dolor y fracturas, endurecimiento de los vasos sanguíneos y problemas cardíacos. Al igual que con las proteínas, conviene darle al gato comida especial para problemas urinarios.
Además del agua, proteínas y fósforo, se puede complementar el tratamiento de otras formas:
Suplementos de potasio para compensar los niveles bajos de esta sustancia en sangre, típicos de las enfermedades renales, ya que expulsan demasiado por la orina.
La tensión arterial puede subir y habría que darle un tratamiento recetado por el veterinario.
Pueden desarrollar anemia en los estados avanzados de la enfermedad. Si la anemia es grave, el gato estará apático y débil. Se le pueden dar suplementos de hierro o, en casos graves, eritropoyetina.
En casos de vómitos abundantes, se les pueden dar pastillas y otros fármacos para aliviar las náuseas y devolverle el apetito.
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